El Día
de Muertos es una de las tradiciones mexicanas más populares. También es una de
las más incomprendidas. Contrario a lo que muchos piensan, el Día de Muertos no
es una celebración de la muerte. Es una fecha para mantener vivo el recuerdo de
los que ya no están, para decir “aquí estoy y no te olvido.” Para recordarlos
bonito, como dice la canción. Y así, entre flores y ofrendas, compartiendo un tequila o un
pan, seguir hilando su vida con la nuestra.
Cuando
murió mi primer abuelo supe por primera vez lo que se siente perder a un ser querido. Para un niño ese momento no se olvida. Sin embargo, cuando ví que ese
año alguien puso la fotografía del abuelo en el altar de la familia comprendí que él estaría
conmigo siempre, como sus recuerdos.
Y sí,
algunos visitarán los cementerios, arreglarán las tumbas y quizás cantarán una que otra
canción.
Y otros
cocinarán algo especial y pondrán un plato en el altar.
Y habrá
quien crea que los espíritus regresan a visitar, y habrá quien tema que un
fantasma le jale los pies.
Y habrá
también quien asegure que hay que tenerle más miedo
a los vivos porque el muerto, muerto está.
Y habrá
quien suelte una lágrima o deje ir una oración.
Esto es
el Día de Muertos. Una tradición que aprendemos desde niños y que es Patrimonio
Cultural de la Humanidad (UNESCO, 2008).
No es
una noche de espíritus malignos, pero sí habrán por ahí calacas y catrinas,
incienso, comida para el ausente y veladoras formando caminos de luz.
Y claro,
habrá también quien decida organizar un Halloween, y se disfrace de brujo o de
luchador, de Cantinflas, de Frida o de momia.
Y cantará
que “no estaba muerto, andaba de parranda,” comerá guacamole, y tomará tequila
hasta que le queden ojos de calabaza y lo agarren a escobazos. Y no hay
problema, porque una cosa es el Día de Muertos y otra cosa es… otra cosa.
Los mexicanos encontramos en el Día de
Muertos una forma de sobrellevar lo inevitable. Y lo hacemos con mucha
creatividad, recurriendo a raíces profundas de religión y cultura.
Le hemos puesto colores y sabores. Le
hemos escrito novelas y canciones. Le hemos hecho películas y refranes. Hemos
aprendido a llorar a carcajadas y a reír hasta las lágrimas. Y le hemos dado
una y mil formas…porque la mejor manera de celebrar la vida de los que ya no
están es recordarlos bonito.
¿Tú también recuerdas?
xoxo
Contrary to what many people think,
the Day of the Dead is not a celebration of death. This Mexican tradition is a
day to remember and celebrate the lives of those who are no longer with us. It
is a special occasion to say “Here I am, and I will never forget you.” It is a
time to remember them bonito, as the song goes. Their memories are kept alive
amongst flowers and offerings, in between tequilas and sweet bread, as we
continue to link their lives to ours.
I lost
my grandfather at a young age, but even as a child I was able to understand the
sense of loss. Later that year, someone added his picture to our family altar,
and somehow I realized that he would always be with us, just like the memories
we shared.
And yes,
some will visit the graveyard to spruce up the tombs and perhaps sing a song or
two while they are at it.
And some
will prepare a special meal and will place a plate as an offering.
And some
will believe that the spirits come back to visit, and some will fear a ghost
will pull their feet.
And some
will claim that we should fear the living and not the dead for they are gone
for good.
And some
will let go a tear and a prayer.
And this
is what the Day of the Dead is all about. A tradition that we embrace as
children, one which is part of our world heritage (UNESCO, 2008).
It is
not a night of evil spirits, though you may find a few calacas and catrinas
here and there, some incense, food for the departed and candles
lighting the way.
And of course,
some may throw a Halloween party, dressing up as wizards or luchadores, looking
like Fridas or mummies, singing
“cause this is thriller, thriller night,” while eating guacamole and
drinking a few cold ones until their eyes look like pumpkins. And that is OK,
because el Día de Muertos is one thing and that is…something
else.
The Day of the Dead is a way of
dealing with what is inevitable. And we do it in a very creative way, searching
through deep cultural and religious roots.
We have given these days of
remembrance a vast array of colors and flavors. We have written books and songs
about it and we have made movies to go with the occasion. And we have learned
to cry while we laugh and to laugh till we cry. And we give these days a
thousand shapes…because the best way to celebrate the lives of the dearly departed
is to remember them bonito.
Will you remember?
xoxo
Palom@
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